martes, 5 de julio de 2011

Evolución

Este texto refleja una parte de mi búsqueda del conocimiento no convencional o alternativo. Yo siempre he buscado salirme de los limites que me marca esta sociedad conservadora e injusta. He intentado manifestar mi propia personalidad y no lo que me dicta lo establecido. Mis padres siempre han respetado mi libertad sin imponerme nada y me han ayudado a ser como soy. Por eso todo lo que publico en este blog y esta entrada en especial va dedicada a ellos, porque habla de evolución y transformación. Se lo dedico de forma muy especial a la que conmigo ya no está en el quincuagésimo noveno aniversario de su nacimiento. Te lo mando desde este blog al balcón del cielo, desde el mundo material al mundo de la luz o Astral. Va por ti Mamá...
















Muchos creen que ciencia y espiritualidad son cosas opuestas, ya que la ciencia no contempla al espíritu como algo demostrable. Según mi opinión es todo lo contrario, a Dios se llega no por la fe, si no por el conocimiento de sus manifestaciones, es decir, a través de la investigación y la ciencia. Según la ley de la conservación de la energía: “la energía no se crea ni se destruye sólo se transforma”, o lo que es lo mismo cambia de una forma a otra, y según algunas corrientes filosóficas, todo procede de una misma fuente, origen y fin de todo lo creado: el espíritu, que a su vez es identificado con la energía del amor o Dios. Uniendo ambos conceptos, podríamos formular la hipótesis de que Dios es esa energía de la cual procede todo lo que existe, que no tiene principio ni fin, y que se transforma o evoluciona continuamente. Siguiendo en el terreno de las hipótesis y apoyándome en la información publicada por un grupo de contacto e investigación, intentaré plantear a través de este texto como se manifiesta el Espíritu*. Toda energía se manifiesta a través de dos polaridades distintas pero complementarias al mismo tiempo, es decir, y siguiendo con la hipótesis que estamos planteando, en este caso el creador o pensamiento de creación sería la polaridad positiva y la creación o energía creada sería la polaridad negativa de esa energía a la que llamamos espiritu o Dios.La energía creada, tuvo la “necesidad” de conocerse a si misma en toda su amplitud manifestándose para ello a través de un gigantesco big-bang, que la dejó dispersa en eso que llamamos creación manifestada. (La energía creada que formaba una unidad, se habría separado en muchos elementos distintos, bajando su frecuencia hasta llegar a la energía de menor vibración). Después de esa gran explosión espiritual quedó un núcleo como referencia para todos los elementos que se habían separado, siendo la vida el primer escalón de regreso al núcleo. La naturaleza después de millones de años de evolución mineral, vegetal y animal desarrolló cuerpos físicos individualizados que sirvieran de soporte a la parte que se había quedado como núcleo, separándose y dividiéndose en espíritus individualizados con un claro objetivo: el conocimiento de toda la creación manifestada partiendo en su camino evolutivo desde la energía espiritual de menor frecuencia o física. Es así como nace el ser humano compuesto como nos dice las religiones de cuerpo y alma, que a su vez representan las dos polaridades del espíritu. Según mi punto de vista quizás el maestro Jesús cuando habló sobre la trinidad de Dios, se refería a el creador al que llamaba: “el padre”, la creación que sería “la madre” y el ser humano que representaría a “el hijo”, pues ha heredado el espíritu de su padre o polo positivo y el cuerpo de su madre o polo negativo, a través de una pequeña parte de la creación: la tierra, o como el maestro decía: “la madre terrenal”. En un pasaje del evangelio de los esenios podemos leer lo siguiente: Ya se os dijo en el pasado: "Honra a tu padre y a tu madre". Pero yo os digo hijos del hombre honrad a vuestra madre terrenal y guardad todas sus leyes, para que sean largos vuestros días en esta tierra, y honrad a vuestro Padre Celestial para que sea vuestra la perfección como perfecto es el Padre.
La función en este caso del espíritu individualizado, sería reencarnar una y otra vez hasta integrar todo el conocimiento del universo físico, para pasar posteriormente a otras dimensiones más sutiles y seguir evolucionando hasta el conocimiento total. Al mismo tiempo que evolucionaría, iría transformándose en energía de mayor frecuencia y al final de su ciclo evolutivo el espíritu individualizado se integraría en la fuente de la que partió, pero con una importante diferencia, y es que habría vivido, experimentado, e integrado en sí mismo todo el conocimiento de la energía de la que forma parte o Dios. Una vez llegado a este punto se fusionaría y engrandecería al espíritu general o polo positivo (formado por todos los espíritus creadores), creando su propio universo apoyándose para ello en el conocimiento adquirido o suma de todas sus experiencias vividas como espíritu individualizado. Se podría decir en este caso que el espíritu, se comporta como una semilla que partió del núcleo para adquirir conocimientos y experiencias, y que al conseguirlo dio sus frutos creando un nuevo universo que a su vez producirá nuevas semillas o espíritus individualizados que partirán para crecer y convertirse con el tiempo en creadores de su propio universo, en un continuo y eterno ciclo de creación, transformación y expansión del espíritu general o Todo.
Una vez visto de forma muy escueta la manifestación del espíritu general del cual todo y todos formamos parte, nos centraremos en nuestro espíritu creador y los espíritus individualizados que formamos parte de su creación. Como hemos visto anteriormente el espíritu se manifiesta, desde lo más simple a lo más evolucionado, a través de dos polaridades. El creador, se habría manifestado bajando la frecuencia de la energía que formaba su creación, hasta llegar a la frecuencia más baja, formando cada frecuencia un plano o dimensión. Si ponemos un símil podríamos definir al pensamiento creador como “la teoría” y la creación sería “la practica”, o dicho de otro modo la creación manifestada sería la concreción del pensamiento del creador.
La creación manifestada consta de siete planos o dimensiones, de distintas frecuencias energéticas Estos siete planos a su vez, están subdivididos en otras siete partes o etapas dentro de cada plano cumpliendo cada uno de ellos una función determinada. El plano o dimensión más cercana en frecuencia al creador, sería la séptima dimensión o espiritual. La función de la séptima dimensión o núcleo del cual parten los espíritus individualizados, es dirigir a los seis planos que tiene por debajo. La siguiente dimensión seria la sexta o mental. Aquí el pensamiento de creación se concreta en ideas. Sería como un arquitecto que desarrolla su proyecto. Seguimos bajando la frecuencia y nos encontramos con la quinta dimensión o astral. Esta dimensión representaría a los obreros que han recogido las ordenes del arquitecto (plano mental) y este a su vez la del director (plano espiritual). Este plano cumple la función de proporcionar la energía necesaria para concretar el pensamiento del creador que sería el director general. Y por fin llegamos a la concreción: El universo físico, que estaría formado por cuatro planos o dimensiones, que de menor a mayor serían la primera dimensión o reino mineral, la segunda o vegetal, la tercera o animal y la cuarta o humana.

La dimensión mineral sería el plano energético más alejado del núcleo y como tal la energía aquí manifiesta un grado muy bajo de frecuencia o vibración. Forman parte de esta dimensión todos los elementos de la naturaleza conocidos como “masas inertes”, es decir, carentes de vida orgánica. La evolución de estos elementos queda determinada por la absorción de energía, que les hará ir transformándose en más sutiles. Cabe recordar que cada plano o dimensión está dividido a su vez en siete etapas. Así en la primera etapa de la primera dimensión, es decir, (1.1) estarían situados los elementos más densos energéticamente hablando como por ejemplo la roca. En las etapas intermedias estarían situados los líquidos como el agua y en la última etapa (1.7) estarían los fluidos gaseosos que son los que han absorbido mayor cantidad de energía. Siguiendo el recorrido evolutivo, nos encontraríamos con la segunda dimensión o vegetal. Aquí surge la vida orgánica. En el subplano (2.1) nos encontraríamos con aquellos elementos relacionados directamente con el subplano anterior es decir, (1.7). Son unas determinadas algas microscópicas que son las responsables, hace muchos millones de años, de la producción de oxigeno en el planeta. Los siguientes subplanos los compondrían vegetales cada vez más complejos y a la vez más útiles para las dimensiones superiores como por ejemplo las llamadas plantas medicinales. En la última etapa (2.7) encontramos vegetales que casi se pueden confundir con animales primarios unicelulares
La tercera dimensión o animal se caracteriza, fundamentalmente, porque en ella aparece un elemento esencial el cerebro, aunque el cerebro, no aparece hasta el subplano (3.3) donde se ubican los reptiles, los peces y las aves. Los subplanos anteriores a éstos corresponderían, a los protozoos y seres unicelulares (3.1) y a los insectos y los invertebrados (3.2). Por encima de ellos nos encontramos a los mamíferos y en el último peldaño de esta dimensión (3.7) a los primates, delfines, ballenas, etc., es decir, aquellos animales que por su desarrollo cerebral, son los antecesores del ser humano, aún cuando la naturaleza eligiera a los primates para el desarrollo de vida humana, fundamentalmente dado el medio donde se tendría que desenvolver. Llegamos a la cuarta dimensión, que es a la que pertenecemos los seres humanos. Al iniciar su primera etapa el hombre dispone de cuatro “cuerpos” fundamentales que mantiene a lo largo de los siete peldaños de su escala evolutiva, aunque durante el recorrido sufre algunas trasformaciones. Estos cuatro “cuerpos” son el “Yo interno” o cuerpo espiritual, que es al que nos referimos cuando decimos “yo soy”, al que “envuelven” los otros tres “cuerpos” que hacen del hombre un ser integral: un cuerpo mental, un cuerpo energético o astral y un cuerpo material o físico, soporte de todos los anteriores. Como podemos ver el ser humano representa en sí mismo al creador, pues participa de todas sus dimensiones. Tiene un cuerpo físico de similar vibración al cuerpo físico del creador o universo físico visible, un cuerpo astral similar al cuerpo energético del creador o quinta dimensión, otro mental similar al cuerpo mental del creador o sexta dimensión y otro espiritual similar al cuerpo espiritual del creador o séptima dimensión. El hombre en su evolución o ascenso por la escala evolutiva, va conociendo y dominando tanto la materia que le rodea, como la que le sirve de soporte, esto es, su cuerpo físico. Y al dominar la materia, va dependiendo menos de ella y, por el contrario, va haciéndose más dependiente de sus otros cuerpos sutiles. Dicho de otro modo: el hombre evoluciona a medida que pierde densidad; y pierde densidad aumentando la tasa vibratoria de su ser integral, formado por la unión de todos sus cuerpos.

La cuarta dimensión o humana estaría compuesta en sus dos primeras etapas, por hombres primitivos inconscientes, como los pitecántropos (4.1) y hombres de neandertal (4.2). 
A partir de (4.3) nos encontramos con el hombre de cro-magnon o consciente que es la etapa donde estamos situados los hombres de la tierra. Hay que añadir que con la consciencia aparece el libre albedrío o herramienta que permite libremente elegir hacia lo positivo o negativo. Esta etapa es muy importante dentro de la evolución, pues el cuerpo físico desde que aparece el cerebro en el subplano (3.3) como vimos anteriormente, se va especializando tanto que al llegar a la etapa (4.3) está preparado para manifestar a un espíritu individualizado, del que ya hablamos al comienzo de este texto. Cuando se “nace” espiritualmente hablando, el espíritu individualizado o semilla del creador lleva incorporadas todas las facultades y potencialidades de su Creador, pero el ser humano debe ir descubriéndolas paso a paso a lo largo del camino de la evolución. El objetivo final como ya vimos, sería que cada espíritu individual después de haber experimentado e integrado todo el conocimiento de la creación, estaría preparado para manifestarse a través de su propia creación, a la que aportaría la experiencia adquirida en su camino evolutivo, y al ir sumándose creaciones nuevas, se engrandecería el espiritu general. Por otra parte cuando fuese creador de su propio universo comprendería y se podría poner en el lugar por ejemplo, de los vegetales, animales o seres humanos que forman parte de su creación, pues él ya ha pasado por todas las etapas de la evolución.
Para entender mejor la manifestación del espiritu, podríamos hacer una comparación poniendo de ejemplo un árbol: “En un terreno se planta una semilla, esta semilla crece y con el tiempo se convierte en árbol (Creador) el árbol da frutos (Creación Manifestada) Estos frutos llevan semillas (espíritus individualizados). Dichas semillas iran desarrollándose y creciendo (evolución) hasta convertirse en árboles que a su vez dará frutos que producirán nuevas semillas y allí donde había un árbol, con el tiempo habrá un bosque en un eterno ciclo creador de ida y vuelta”. También podríamos comparar al espíritu con un holograma en el que cada parte contiene toda la información del holograma completo. Sabemos por ejemplo, que cada célula del cuerpo humano dispone de la información del cuerpo completo, pero solo usa la correspondiente al sistema al que pertenece. Por ejemplo una célula ósea solo usara la información correspondiente al sistema óseo. Pues bien en el caso del ser humano, la información completa no se encuentra en un solo cuerpo al que podríamos comparar con un libro sino en el correspondiente a su dimensión, es decir, el cuerpo físico del ser humano contendrá toda la información del universo físico y así sucesivamente con el resto de cuerpos energético, mental y espiritual. En este caso todos los libros juntos formarían el gran libro del conocimiento total. Así pues se podría decir que cada ser humano (hombre o mujer obviamente) tiene toda la información necesaria para ser creador. Tan sólo es necesario ir aprendiéndola, y viviéndola paso a paso, dimensión a dimensión y eso se consigue por medio de un mecanismo llamado evolución. Quizás a eso se referían grandes maestros cósmicos como Jesús o Buda, cuando recomendaban a la gente que los seguía que no buscaran a Dios en las religiones sino en su interior.
El espíritu individualizado cuando se incorpora al ser humano se divide en dos masculino y femenino. Esas dos partes de un mismo espíritu se reencarnaran como hombre y como mujer hasta que al final de su evolución como seres humanos se unan nuevamente en un solo ser. (Es lo que conocemos como almas gemelas o andrógino) Hace miles de años existió un continente que se encontraba en el océano atlántico y que era conocido como tierra de Atlán o Atlántida. Los Atlantes fueron una generación de seres humanos que tenían un nivel de evolución similar al nuestro, pero los deseos de poder y las guerras unidas al desarrollo tecnológico acabaron con ellos. Su afán imperialista les llevo a guerras sucesivas que unidas a la degradación ecológica provocada por el mal uso que hacían de su tecnología hizo que aumentara la temperatura de todo el planeta. Los hielos que cubrían gran parte del planeta se fundieron aumentando el nivel del mar. Esto unido a los terremotos y maremotos que se sucedían, hizo que se filtrase el agua a través de las grietas hacia el interior de la tierra El contacto del agua con el magna ígneo del interior de la tierra produjo nubes espesísimas que fueron dejando lluvias torrenciales en todo el planeta. Este acontecimiento nos ha llegado a través de leyendas como el arca de Noé y el diluvió universal. El continente de la Atlántida y su civilización desapareció bajo el agua aunque algunos atlantes y otros hombres que habitaban zonas distintas del planeta se salvaron de la catástrofe y comenzaron de nuevo. En la actualidad algunos aún buscan restos de aquella civilización perdida. Cuando los seres humanos de la tierra seamos capaces de acabar con las guerras, la insolidaridad, el egoísmo, las agresiones a los animales y la naturaleza etc. pasaremos a la siguiente etapa (4.4). En esta etapa nos encontramos con los hombres armónicos, aquellos que han aprendido de sus errores y han aprendido a vivir en armonía con todo y todos los que les rodean, es decir, minerales vegetales animales y seres humanos. Cuando el ser humano accede al subplano (4.4) ya está completo a nivel físico. Su cerebro, por ejemplo, tiene ya una capacidad suficiente para incorporar otras funciones, las mismas que en la anterior etapa (4.3) se contemplaban como capacidades paranormales, es decir, telepatía, precognición clarividencia, clariaudiencia, etc.
De hecho, si en la etapa anterior o (4.3) el ser humano utiliza aproximadamente un 10 por ciento de su capacidad cerebral, ahora este porcentaje aumenta hasta el 25 ó 30 por ciento. Esta mayor capacidad cerebral les hace recordar sus dos últimas vidas. Su función es la de ser consciente del universo que le rodea, de las energías, de sus procesos mentales y de su esencia espiritual. No existen para ellos diferencias entre la materia y el espíritu, pues han entendido que ambos son parte de una misma energía o Dios. Por tanto, su búsqueda de la trascendencia la comienzan por el descubrimiento del cuerpo físico o manifestación más densa del Creador. No disponen de religiones. Su religión es reflexionar y analizar. De esta manera, el pensar se convierte en un concepto casi espiritual, pues ellos tienen el convencimiento que a Dios no se llega por la fe, sino por el conocimiento de sus manifestaciones. Sus habitantes constituyen una sola comunidad con los mismos derechos y deberes para todos. Tampoco tienen instituciones políticas ni económicas Están regidos por aquellas personas, normalmente ancianos, que son considerados más sabios. Se hacen ayudar por colaboradores con gran capacidad de gestión, que se encargan de poner en marcha las decisiones que se toman a favor del bien común. No existe el dinero; la economía está basada en el intercambio de bienes y servicios y se produce sólo aquello que es útil y beneficioso para todos. Todo el mundo trabaja en aquello para lo que está mejor capacitado y como contraprestación por su trabajo recibe todo lo que necesita para vivir. Viven unos 500 o 600 años, pues se preocupan de cuidar su cuerpo físico y su planeta. Tienen prácticamente erradicadas las enfermedades al haber descubierto que el origen de la mayoría de ellas es de orden mental, pueden, por ejemplo, detectar causas originarias de las enfermedades y por tanto atajarlas antes de que pasen a mayores y, si pasan, han desarrollado instrumentos regeneradores que eliminan los efectos pero simultáneamente, eliminan la causa.
Muchos de ellos realizan viajes a otros planetas, generalmente de menor desarrollo evolutivo, en misiones de ayuda, como puedan ser la recogida de muestras de flora y fauna a punto de extinguirse, preservándolas en lugares adecuados, en espera de reintegrarlos a sus lugares de origen cuando las condiciones sean favorables. También estudian y analizan las condiciones telúricas y medioambientales de esos planetas, en previsión de ayuda en caso de desastres naturales o provocados. De hecho el Yahvé del que nos habla la Biblia fue un hombre (4.4) que llego a la tierra junto con otros hombres de su mismo nivel evolutivo para trabajar en ajustes telúricos y geológicos. De la relación de estos hombres con los hebreos nació la religión judía, ya que los hebreos los veían como “Dioses” y ellos no se molestaron en desengañarlos. Actualmente prácticamente todas las naves u ovnis que se ven en nuestro mundo proceden de mundos (4.4.). Su misión es la de ayuda a nuestro planeta y se podría decir que ellos representan el futuro que no espera a los seres humanos de la tierra.
Seguimos avanzando en la escala cósmica y llegamos al subplano (4.5). Los hombres (4.5) ya han adquirido un conocimiento bastante notable del mundo material y del mundo de las energías. Su tarea como humanidad es la de aplicar ese conocimiento dentro de una ética y una moral que conocemos como sabiduría. Ellos son los que aportan a humanidades (4.3) el conocimiento de las leyes que rigen la naturaleza, la relación del hombre con la creación y las claves para alcanzar la siguiente etapa evolutiva. Ellos son también los que nos dieron la información necesaria para entender nuestra propia divinidad. Avatares como Zoroastro, Buda Krishna o Jesús fueron seres humanos (4.5) que aceptaron encarnar en la tierra para dar referencias y ayudar a los hombres de la tierra, pero muchos años después de sus respectivas muertes se manipularon sus figuras y enseñanzas creándose religiones que no representaron ni representan su llegada a nuestro mundo. Jesús por ejemplo dijo: “de una misma madre procede cuanto vive sobre la tierra. Por tanto quien mata, mata a su hermano y quien come la carne de animales muertos come del cuerpo de la muerte y se mata a sí mismo pues la muerte de los animales que ingiere será la suya propia. Estas palabras vienen recogidas en: “el evangelio de los esenios”. La iglesia católica dispone de este evangelio escrito en arameo y si lo hubiese dado a conocer a la humanidad seguramente en la actualidad habría más respeto por los animales y la naturaleza.
También hay que decir con respecto a los hombres (4.5) que ellos fueron los que trajeron a la tierra hombres (4.3) de distintas razas para que convivieran con los supervivientes del diluvio y todos juntos intentaran crear sociedades armónicas y poder pasar así a la siguiente etapa. Hasta el momento de la desaparición de la Atlántida, la tierra sólo estaba habitada por seres humanos de raza blanca. (Los hombres de Cro-Magnon o Homo Sapiens terrestres y hombres (4.3) del planeta Urano, que se había convertido en inhabitable por los errores de sus propios habitantes. Así los que por evolución estaban preparados para pasar a la siguiente etapa (4.4) fueron llevados a otro planeta y los que no alcanzaron el nivel de evolución necesario para pasar de etapa tuvieron que “repetir curso” en un planeta y con otros hombres de su mismo nivel de evolución o (4.3) siendo traídos a la tierra. Estos uranitas son los que se instalaron en la Atlántida).
Una vez desparecida la tierra de Atzlán o Atlántida, se complementó la raza blanca con dos razas más; la negra, y la amarilla. La raza negra, procede de un planeta que sufrió alteraciones en su órbita acercándose demasiado a su sol (de ahí el color de su piel) Como consecuencia de este acercamiento se vio modificada su masa y su atmósfera, lo que provocó que parte de sus habitantes tuvieran que ser trasladados a la Tierra. La raza amarilla, procede de un satélite de Saturno ya desaparecido. Al parecer, la causa de la desaparición fue la incorrecta utilización de la energía atómica que provocó, al estallar el cinturón de asteroides y polvo que forman los conocidos anillos de Saturno. La raza roja es el resultado de un mestizaje ocurrido en ese planeta. Junto a todos estos hombres vinieron algunos terrestres de la generación atlante que antes del cataclismo habían sido sacados de la Tierra por los hombres (4.5) y llevados a colonias donde se ocuparon en aprender y practicar un modo de vida basado en el respeto y el equilibrio. Estos hombres vinieron a la Tierra como Patriarcas y dieron referencias sobre cuál era el objetivo a lograr. Abraham, fue uno de los patriarcas.
Como acabamos de ver los hombres (4.5) son los maestros de los (4.3) y siguiendo ascendiendo en la escala evolutiva los hombres (4.6) son los maestros de los (4.4) y los hombres (4.7) lo son de los (4.5). Los hombres (4.7) se encuentran en la última etapa de la dimensión humana y al ser los más evolucionados entre otras muchas cosas se encargan de dirigir el universo físico. En nuestra galaxia hay una organización a la que pertenecen todos los mundos evolucionados de la galaxia y que se encarga de velar y resolver los problemas comunes. Esta organización recibe el nombre de confederación de mundos habitados de la galaxia y al frente se halla el llamado Consejo de los 24 ancianos. Se trata de seres humanos del nivel (4.7), próximos ya a dar el salto a la quinta dimensión, cada uno de los cuales se responsabiliza de decenas de miles de planetas de la galaxia. Los hombres (4.7) también son los encargados de “sembrar” vida humana en el universo. En la tierra hace tres millones de años se realizó una modificación genética a varias parejas de primates del nivel (3.7). Esta modificación la realizaron hombres (4.7) ayudados de hombres (4.5). En el proceso natural de la evolución a veces es necesaria la ayuda de otros seres con el fin de avanzar un paso en la escala cósmica. Podría decirse en este caso que la naturaleza utiliza a sus propias criaturas para manifestarse. El proceso natural para que un primate pase a humano puede durar millones de años, pero estos hombres (4.7) son capaces de modificar ese proceso genéticamente con plenas garantías y así acelerar la evolución de esos primates Ellos fueron también, los que “ayudaron” dos millones y medio de años después, a que el hombre inconsciente (4.2) pasara a la siguiente etapa, la del hombre consciente (4.3) (La leyenda de Adán y Eva representa este momento histórico, contándonos, como el ser humano es “expulsado del paraíso” de la inconsciencia por comer del árbol del conocimiento del bien y el mal, lo que lo llevó obviamente a la consciencia). Hay que decir que igual que los hombres (4.7) son los “encargados” por la naturaleza, de “sembrar” la vida humana. Los (4.6) harían lo mismo con la vida animal y los (4.5) con la vegetal. Los (4.4) por su parte se encargan de estudiar y mejorar en la medida de sus posibilidades el reino mineral. Todo esto formaría parte de un gigantesco plan, trazado por el creador para que sus hijos sean cocreadores con “él” y participen en el “mecanismo” de la creación.
El hombre (4.7) sigue evolucionando y al llegar al final de su etapa como humano se puede decir que domina completamente la materia, pues ha aprendido y asumido todo lo relacionado con el universo físico. Llega el momento entonces de pasar a la siguiente dimensión y sale de la llamada rueda de reencarnaciones. Ya no necesita un cuerpo físico para evolucionar porque en ese momento ya es consciente de la manifestación física de Dios. A lo largo de la dimensión humana, el hombre a la vez que va evolucionando, va aumentando la frecuencia de su cuerpo físico y al llegar a la etapa (4.7) el cuerpo físico es tan sutil que prácticamente es invisible estando casi integrada su materia en el cuerpo energético o astral. Cuando llega al final de la etapa (4.7) y se integra en la quinta dimensión, desaparece completamente del plano físico. Por último hay que recordar que al incorporarse el espíritu individualizado en el hombre (4.3) se dividía en dos partes; masculina y femenina encarnándose como hombre o mujer hasta el final de su evolución como humanos. Pues al llegar al final de la dimensión física e integrase en la quinta dimensión, las dos partes se vuelven a unir ya para siempre en un sólo ser de naturaleza andrógina. Y cuando ambos espíritus pletóricos de energía, se encuentran, se produce una liberación de energías tan fuerte que sólo una estrella las puede albergar. Llegamos a la quinta dimensión o energética. La función de esta dimensión como vimos al principio es la de proporcionar la energía necesaria para que pueda existir el universo físico. Aquí se encuentran aquellos seres que provienen del mundo material, pero con una diferencia, han pasado de “ser humano” a “ser energético”. También son conocidos como ángeles. Carecen de cuerpo físico y se manifiestan a través de estrellas o soles. Las múltiples estrellas del universo serían así la conexión entre los dos universos; el físico y el energético. En los primeros peldaños (5.1), (5.2), (5.3) y (5.4), la función de los seres energéticos consiste en energetizar sistemas planetarios, sobre todo a ciertos elementos vitales para las dimensiones anteriores a la suya, como el aire, el agua, etc. Los seres de la escala (5.1) también tienen otra función y es ayudar a humanos (4.3) a cumplir con su programa de vida, para lo que a veces incluso tienen que intervenir intentando ayudarlos o protegerlos en aquellos acontecimientos extraordinarios no previstos, como en los casos en que peligra su vida. Estos seres son conocidos tradicionalmente como ángeles de la guarda. (Cuando el ser humano muere físicamente su mente y su espíritu se manifiesta a través de su cuerpo energético y vive en el llamado “más allá” o mundo astral. Aquí el ser humano hace un balance de su vida en la tierra, haciéndose consciente de sus aciertos y errores. A esta revisión le ayuda su “ángel de la guarda” o ser de luz como es conocido por la parapsicología. A partir de ahí, realizará un programa de vida donde intentará corregir los defectos de personalidad adquiridos en anteriores existencias y volverá a encarnar en el mundo físico para seguir evolucionando). En los últimos peldaños (5.5) (5.6) y (5.7), y a medida que ascienden estos seres energéticos en la escala evolutiva, van emitiendo diferentes tipos de radiaciones, entre ellas la energía vital que, unida a algunos gases nobles, forman la energía astral. La energía astral se forma de la unión de la energía vital procedente del sol y cuatro gases nobles que están presentes en el aire; helio, xenón, argón y kriptón. La recibimos todos los seres vivos; vegetales, animales y humanos a través del cuerpo energético o astral. En el caso de vegetales y animales reciben la energía astral ya trasmutada, es decir, la energía vital y los gases nobles, se unen antes de tomar contacto con sus cuerpos. En el caso de los seres humanos la transmutación se produce en el interior del cuerpo, la energía vital es recibida por el cuerpo físico a través del cuerpo astral, y los gases nobles son recibidos a través del aire que respiramos, una vez que se unen ambas energías y se forma la energía astral, es transportada por el sistema nervioso, regulando el cuerpo físico a través de los llamados impulsos nerviosos. Así pues, es tan importante como el aire que respiramos pues sin ella no podríamos vivir. La energía astral además es la que forma el mundo de los llamados desencarnados que son los seres humanos que acaban de morir en el mundo físico. Por último decir, que a estos seres energéticos que habitan en la quinta dimensión también se les denomina Logos Planetarios.
Pasamos a continuación a la sexta dimensión o dimensión mental. He aquí la etapa evolutiva donde se encuentran los arquitectos del Cosmos. Los seres que estructuran hasta el más mínimo detalle todas las manifestaciones físicas, astrales y mentales Anteriormente vimos como el cuerpo físico, aumentó su frecuencia energética y se integró en el cuerpo astral, del mismo modo, cuando el espíritu se integra en la sexta dimensión, aumenta la frecuencia de su cuerpo astral y se funde con el cuerpo mental Las primeras etapas (6.1), (6.2) (6.3) y (6.4), cumplen la misión de regular mentalmente el desarrollo evolutivo del programa cósmico correspondiente a las dimensiones anteriores a ellos. Las etapas superiores (6.5), (6.6) y (6.7) estarían ubicadas en el núcleo central de un sistema de soles. Estos seres tienen a su cargo galaxias enteras a las que estructuran en todos sus aspectos. Son los llamados Logos Solares, pues de ellos dependen todos los soles integrados en la galaxia. Así la manifestación de la vida, su maravillosa perfección, su interrelación ecológica hasta la aparición del ser humano dotado de Libre albedrío, queda bajo su responsabilidad. Los seres de la dimensión mental también son los que acogen la energía de los animales cuando mueren y la integran en la mente inconsciente de la especie, en espera de que puedan reencarnar en otro cuerpo nuevamente para seguir evolucionando. (Los animales, hasta que no alcanzan la evolución necesaria para poder manifestar a un espíritu individualizado deben permanecer conectados a la mente de su especie o grupo también conocido como espíritu de especie, regulado como hemos visto por seres de la sexta dimensión).
También los conocidos como Archivos Akhásicos se encontrarían en esta dimensión. Este registro tiene almacenada la información de todo aquello que ha ocurrido en el universo tanto a nivel general como individual de cada espíritu en evolución. Así pues, toda la información de nuestras vidas anteriores estaría almacenada en ese registro y cada ser accedería a la memoria de sus vidas pasadas a través de un canal único y exclusivo para él. Por último decir con respecto a estos seres, que emiten energía mental. Esta energía es coordinada por la mente del ser humano para manifestarse a través del cerebro, que es el que regula o dirige el cuerpo físico. (La energía mental es la que se capta a través del encefalograma).
Y por fin, llegamos a la séptima dimensión o dimensión espiritual. En ella están integrados los Logos Galácticos, conocidos también como divinidades. Son los responsables espirituales de grupos de galaxias, encargándose de dirigir a todas las dimensiones inferiores. Tanto los seres de quinta, sexta o séptima dimensión se ocupan de uno o varios elementos según su nivel de evolución, así por ejemplo un (5.1) se encargará de energetizar un planeta y un (7.3) dirigirá tres galaxias. Su cuerpo mental al llegar a la séptima dimensión, aumenta su frecuencia y se integra en su espíritu como energía creadora.
Los seres de esta dimensión emiten energía cósmica, que lleva incorporada las leyes divinas y la recibimos todos a través de nuestro espíritu. Esta energía está relacionada con la llamada voz de la conciencia que se manifiesta cuando actuamos, llegándonos su benedicto en forma de sensación agradable cuando actuamos correctamente y desagradable cuando actuamos en contra de las leyes de la creación, aunque hay que decir que a muchas personas no les llega la voz de la conciencia, simplemente porque no desean “escucharla”. En esta dimensión se encuentra el Espíritu Crístico, que tanta influencia ha tenido sobre nuestro planeta en los cuatro mil últimos años, al haberse incorporado a hombres de elevada evolución como Jesús Buda, Krishna, o Zoroastro respondiendo así, a la conocida frase: el verbo se hizo carne, es decir, el logos (palabra verbo) se manifestó, a través de estos seres humanos para que la energía del ejemplo de sus vidas y enseñanzas no se perdiera y llegara a nuestra época y las venideras sirviéndonos de referencia. Hay que decir, que el nombre de Jesu-Cristo proviene de la unión de Cristo y Jesús, aunque la verdad es que el espíritu crístico se manifestó en muy pocas ocasiones, solo cuando Jesús se dirigía a las multitudes, el resto del tiempo no hacia falta, a causa de las cualidades personales que poseía el gran maestro. En las ocasiones que se manifestó el espíritu crístico, la gente que escuchaba a Jesús, sentía como vibraba todo su ser. Estos seres espirituales por ser la primera manifestación del creador, son conocidos como hijos suyos, aunque evidentemente, todo ser dotado de espíritu lo es de igual manera. Aunque se encuentren en la última etapa de la evolución estos seres no son aún como el creador puesto que son una manifestación suya.
Anteriormente vimos como el ser humano después de haber aprendido o integrado toda la información del universo físico sale de el para pasar a otra dimensión. Pues en este caso el ser espiritual una vez que ha aprendido e integrado toda la información de la creación manifestada sale de ella y se integra en la dimensión de los creadores. Este hijo que un día nació como espíritu individualizado, fue evolucionando hasta llegar a ser como su padre o creador. (En este caso padre-madre, pues el espíritu creador es andrógino y como todos los espíritus tiene dos partes masculina y femenina). Ese es el destino de todos nosotros: la integración consciente en el plano de los creadores, el llegar a ser creadores de nuestro propio universo. Evidentemente para llegar a ese estado han de pasar millones y millones de años de aprendizaje. Miles y miles de vidas físicas Miles y miles de experiencias como seres energéticos, mentales y espirituales. Ese es nuestro destino y así está impreso en cada una de nuestras células en cada uno de nuestros corpúsculos energéticos, en cada una de las sutiles vibraciones de nuestra mente y de nuestro espíritu. Ese es el sentido de religarse, de la necesidad de volver al origen o fuente de la cual partimos, al comienzo de nuestra andadura como seres espirituales.
Hay un antiguo precepto que dice: “como es arriba es abajo”. También Jesús dijo “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” que bajo mi punto de vista es algo parecido. Esto podría significar, que la forma en la que se manifiesta las dimensiones superiores, sería similar a la de las inferiores. Según parece dentro de millones de años la tierra y todos los planetas del sistema solar cuando cumplan su etapa y acaben su ciclo, serán atraídos e integrados por la estrella que los creó; el sol. Al integrar todos los planetas el sol se engrandecerá y dará más luz. Por otra parte según otras fuentes cada planeta integrado por el sol creará a su vez diez nuevos planetas. Así por ejemplo si nuestro sistema solar tiene ocho planetas conocidos, tendría 80. Siguiendo el precepto de cómo es arriba es abajo, el espíritu cuando acabe su ciclo también se integraría con la energía de la cual procede. Al integrarse con la energía creadora se crearían diez espíritus individualizados nuevos, en la que sería su última aportación al universo del cual procede

A modo de resumen de todo lo que se ha detallado en este texto podríamos decir que la creación con sus siete dimensiones representa los distintos “cuerpos” a través de los cuales se manifiesta el espiritu creador. También vimos como el cuerpo físico del ser humano aumentaba su frecuencia y se integraba en el cuerpo astral, este en el mental y este en el cuerpo espiritual como energía creadora. Pues como hipótesis podríamos decir que cuando el espiritu individualizado “sale” del universo al cual pertenece, la energía creadora que forma parte de él se transforma en pensamiento de creación y al unirse este con el espiritu general o fuente de la que todo procede, trasvasa todo su conocimiento y experiencias vividas, generándose una energía inimaginable capaz de crear un nuevo universo, que será como aquel del cual el espiritu individualizado procede mas uno siendo esa suma la experiencia adquirida en todo su camino evolutivo, que es único y diferente al resto. El espiritu individualizado se convierte así junto a todos los espíritus creadores en un todo, en una unidad, en la frecuencia más alta del universo, una energía a la que llamamos amor y que se manifiesta en todos los universos por igual y al mismo tiempo queda reflejada su individualidad a través del universo que ha creado. Como hemos visto a lo largo de todo este texto, el espiritu se manifiesta a través de dos energías o polos de sentido contrario pero complementario al mismo tiempo: El creador y la creación, lo masculino y lo femenino, La individualidad del espiritu (Ego) y la unidad (Amor), el bien que según mi punto de vista es evolución y representa el arquetipo Dios o cielo y el mal que es involución y representa al diablo o infierno, que no es eterno como nos dice la religión católica sino más bien un estado de consciencia poco evolucionado que desaparecerá en el momento que el espiritu desee evolucionar y perfeccionarse. También hemos visto que todo es energía y que esta no se crea ni se destruye, solo se transforma. Por otra parte la palabra espiritu proviene de la palabra “espiral”, así que podríamos definir al espiritu o a Dios como una energía que es un todo, que no tiene principio ni fin, que se trasforma expandiéndose o engrandeciéndose continuamente y que se manifiesta a través de dos movimientos en espiral: uno de ida donde la energía espiritual creada se separa para comenzar su camino de evolución y otro de vuelta donde el espiritu individualizado se perfecciona hasta convertirse en creador de su propio universo. Como conclusión, también hemos visto que el ser humano es la manifestación más evolucionada de la naturaleza, el rey de la creación física. Cuando el ser humano alcanza la consciencia aparece la religiosidad que significa literalmente: volver a ligarse o unirse. La religiosidad sería el deseo interno que tienen todos y cada uno de los espíritus de volver a su origen o Dios. Por lo tanto habría muchas formas de religiosidad, tantas como personas pues cada una recorrerá el camino de vuelta a su manera. Más tarde aparece la religión que institucionaliza ese deseo o sentimiento de volver al origen, y unos pocos aquellos que se autoproclaman “intermediarios” entre Dios y los hombres son los que enseñan el camino de vuelta a su manera. Yo me quedo con la primera opción ¿Y tú?

*Este texto ha intentado reflejar y dar un visión general del movimiento de ida y vuelta de esa energía que llamamos Todo o Dios, apoyado por la información difundida por el grupo Aztlán

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